Eso es lo que tienen y pueden disfrutar los vecinos de la Tercera Edad de Santa Marta. Un Hogar del Jubilado que nació hace unos años a bombo y platillo (aquí podéis ver una presentación del proyecto hecha desde la web de fotos del arquitecto, bonita presentación nada que ver con la realidad), creo recordar que con algún que otro premio a su arquitectura, pero hoy solo puedo decir en mi primera visita a este edificio y corroborando lo que muchas veces me habían comentado, que siento pena, mucha pena, y vergüenza ajena, viendo a los mayores de nuestro pueblo pasar su tiempo libre en un lugar tan desagradable, no solo por las goteras, que las ahí, sino por la falta de espacios luminosos y salas amplias, además de una cafetería en una zona de paso a una sala de exposiciones. Un Hogar lúgubre donde los alla, con todo el terreno del que disponían para hacer un edificio como dios manda e hicieron esta calamidad.
Muchas goteras en un edificio parecido más a un búnker de la Segunda Guerra Mundial.
El arquitecto del edificio, Jesús María Aparicio, ha venido de nuevo al lugar del crimen, esta vez para estudiar y averiguar el porqué de las goteras ¿no será por falta de cemento?, no dudo el valor arquitectónico del edificio (goteras incluidas), y perdonen mi ignorancia artística, pero desde mi modesto punto de vista carece de funcionalidad, aunque los verdaderos culpables de la desafortunada construcción fueron los gobernantes de la época. Esta visita del arquitecto servirá para recular en su proyecto y realizar unos arreglillos, con coste a cuenta de los ciudadanos, por supuesto, como la instalación de una cubierta que sirva de mirardor al río Tormes, el cambio de ubicación de la cafetería, poner la entrada de acceso principal al edificio por la bajada del Río y acondicionar y mejorar la zona ajardinada del patio interior, lo dicho, para hacer un lavado de cara a un edificio que nunca debió ver la luz, no con ese proyecto tan deficiente para los intereses de nuestro mayores.
